Algo que aprendí cuando estuve en el reclusorio

Una historia sobre el reclusorio que puedes aplicar a tu negocio.

Hace años tocaba en un grupo de covers.

Lo hacíamos en un bar que apenas estaba iniciando.

Debido a esto muchas noches ni siquiera se llenaba el bar a una cuarta parte de su capacidad.

Un día nos pidieron tocar en el reclusorio.

Esto fue gracias a que el guitarrista trabajaba como administrativo en dicho reclusorio.

Así que con un poco de nervios decidimos hacerlo.

El día de la tocada, llegamos un poco tarde.

En gran medida por el vocalista.

Así que nos pasaron muy rápido a las instalaciones.

Yo tenía la idea de que había un acceso exclusivo para este tipo de eventos.

Un acceso seguro.

Pero me llevé una enorme sorpresa cuándo vi que no.

Entrabas directamente a la población del reclusorio.

Los reclusos se te acercaban, algunos solo saludando.

Otros pidiéndote ayuda.

Y unos cuantos mirándome de forma amenazante.

Yo estaba muy nervioso, porque para colmo iba de último.

Recuerdo incluso como un recluso me dijo:

“Si no tocan una de trash metal no salen de aquí.”

Tal vez solo bromeaban, pero el miedo que sentía era auténtico.

Habíamos entrado al auditorio y me calmé un poco, en lo que preparaba mi bajo para comenzar a tocar.

Pero la situación se puso más tensa.

Los reclusos comenzaron a golpear las puertas para poder entrar.

Todos los de grupo y los organizadores estábamos sumamente nerviosos.

Tanto, que uno de los organizadores nos dijo que abrirían las puertas.

O corrían el riesgo de ser tiradas por los reclusos y todo lo que conlleva una situación así.

Así que abrieron las puertas y los reclusos entraron como estampida.

Nosotros tratamos de prepararnos lo más rápido que pudimos.

Y comenzamos a tocar.

Todo el estrés, todo el miedo, todo el nervio, se fue disipando.

Los reclusos estaban felices por un evento así.

Bailaban como si no hubiera mañana.

Incluso cuando a veces en sus bailes comenzaban algunos intercambios de golpes.

Después de todo terminó siendo una muy buena experiencia.

A pesar del miedo inicial.

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Alex Rivas.

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