
«Todo lo que necesitas en esta vida es ignorancia y confianza en ti mismo, así tendrás el éxito asegurado».
Mark Twain.
Hace unos años leí sobre un caso muy curioso, en el que la ignorancia y confianza en uno mismo prevaleció para resolver dos de los acertijos matemáticos que hasta entonces nadie había podido resolver.
Y si la historia no te deja un aprendizaje, por lo menos te entretendrá.
Cierto día de clases, un estudiante de doctorado en la Universidad de Berkeley llegó tarde a su clase de matemáticas. Cuando llegó, el aula se encontraba vacia.
En el pizarrón estaban escritos dos problemas. Pensó que debían ser para tarea, era habitual que su profesor hiciera eso, así que los anotó para llevarlos a casa.
Luego se dispuso a resolver dichos problemas. Se encontró con que era más difíciles de lo habituales, pero pensó que se debía a que no había tomado la clase ese día. Así que solo continuó con su solución.
Después de mucha frustración y trabajo duro terminó de resolver los problemas. Los presentó en su clase, en cuyo momento se llevó una sorpresa.
Resulta que los problemas no eran tarea. Se trataba de dos problemas estadísticos hasta ese entonces sin resolver. El profesor solo los había anotado para que los alumnos los conocieran, no con la intención de que los resolvieran.
Así fue como un día de impuntualidad logró resolver dos problemas que para la mayoría eran imposibles de resolver.
Si Dantzig, el estudiante en cuestión, hubiera llegado temprano ese día, habría escuchado lo mismo que sus compañeros, que eran problemas que no tenían solución.
No fue así. Dantzig no se enteró sino hasta después de resolverlos que no tenía solución.
Esta historia es un ejemplo de lo poderosa que puede ser la ignorancia. El no saber que algo puede o no resolverse. Y si le sumas una confianza en uno mismo, como diría Twain, tendrás el éxito asegurada.
Porque cuando no sabes que algo no se puede lo intentas. Y cuando lo intentas pasan una de dos cosas.
Fracasas estrepitosamente, en cuyo caso tendrás una valiosa lección.
O terminas haciendo lo que nadie pensó que se podía, como en el caso de Dantzig.
Sea cual sea el resultado, es una victoria. Y un aprendizaje que puedes poner en marcha en tu vida si quieres tener éxito.
Inténtalo. Inténtalo más fuerte. ¿Te dicen que no se puede? inténtalo igual, es más, inténtalo más fuerte aún. Y si no sabes si es posible lograrlo, inténtalo de todas formas.
Aquí te va un pequeño secreto.
La gente que tiene más éxito en la vida se equivoca en la misma proporción que aquella que no lo tiene. La diferencia es que la gente exitosa se equivoca más veces y más rápido.
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