Verás, te voy a contar algo sobre el precio.
Es una historia de cuando inicie como emprendedor.
Con un aprendizaje brutal.
Que sí eres de los que piensa que para vender debes hacer ofertas cada dos por tres.
O cuando es tu cumpleaños o el de tu perro.
Incluso si piensas que el precio es el factor más importante para vender
Entonces seguro te interesa.
Y si no, al menos te entretendrá.
Cuando empecé a emprender, lo hice en el mundo del desarrollo web.
Era algo que había hecho durante años. Se me daba bien, así que pensé que sería una excelente oportunidad.
Lo primero que hice fue meterme a webs de la competencia.
Pedir presupuestos como si fuera un posible cliente.
Veía en que consistían sus servicios, que incluían, el tipo de soporte y todo eso.
Luego, trataba de adaptarlo a mi negocio.
Todo. Incluyendo precios, ofertas, paquetes.
Claro, en ese momento no lo veía pero muchas de estas webs tenían varios problemas.
Problemas que de hecho, muchas webs siguen teniendo.
Las webs eran más o menos así.
Con un diseño bastante trabajado, cuidando los colores y el logo.
Imágenes con buena resolución, eso sí, de stock.
De ejecutivos en juntas haciendo como si trabajaran, seguro que las has visto.
Con frases tipo:
«Diseño de webs profesionales.»
«Servicios integrales.»
«Equipo multidisciplinar.»
De esas frases que dice la gente solo para parecer más profesional.
Y su principal as bajo la manga, ¿a qué no adivinas cuál era?
Sí, el precio.
La mayoría de estás webs decía cosas como que eran la opción más económica.
Webs por solo xxx.
Nos adaptamos a tu presupuesto.
Claro, luego de ver eso, pensé que así era el mercado, que solo había gente que pagaba las webs muy baratas.
Pero espera, que aquí no terminan mis estupideces.
Un par de meses después, me uní a un evento online de networking.
Ya sabes, dónde te reúnes con otros emprendedores, platicas y pueden encontrar opciones para trabajar y colaborar con otros.
Solo que virtual.
La cosa fue por zoom. Se conectaron cerca de 70 personas. Yo estaba extasiado.
Pensé que podría encontrar muchos clientes en ese evento.
Resulta que las 70 personas que estábamos conectadas al evento pensaron lo mismo que yo.
Todos iban con la intención de encontrar clientes, no de contratar servicios.
Y para colmo, me encontré con más desarrolladores web.
Que ofrecían sitios web por 15 dólares.
Pensé que no había forma de competir contra eso.
Y esa experiencia, fue la que más daño le hizo a mi negocio.
La que retrasó mi emprendimiento por varios meses, si no es que años.
Porque me quedé con la idea de que para vender tenía que ser más barato que nadie.
Así que rediseñé mis paquetes, desarrollé una plataforma que funcionaba como una membresía y comencé a buscar clientes que quisieran webs baratas.
Si tu negocio es de servicios, sabrás que muchas veces los clientes que menos pagan, son los que más te exigen.
Así que sabes de que hablo cuando te digo que me topé con todo tipo de clientes. Clientes que me hacía perder el tiempo pidiéndome propuestas. O que me pedían probar primero el producto y luego ya verían si compraban.
Incluso clientes que querían financiamiento.
Osea, webs hiperbaratas y aún así las querían financiadas, como si fuera Elektra, pagos chiquitos durante 20 años.
Fue en ese momento en el que me di cuenta, que ni sobreviviría ni quería trabajar con clientes así.
Si te mueves en un mercado en el que los clientes solo buscan lo barato y financiado, conseguir clientes que paguen más por lo que haces parece casi imposible.
Solo que por suerte no es así.
Hay mercados con mayor poder adquisitivo, con otro tipo de clientes.
Y mi nicho no era la excepción.
Me tope con profesionales que cobraban 500 euros por una página, y gente que los pagaban.
Luego me tope con profesionales que cobraban dos mil euros por una página, y claro, también gente que los pagaba.
Llegué a ver incluso profesionales que cobraban de mínimo 30 mil euros por página, y también gente que los pagaba.
¿En qué se diferenciaban?
¿Unos daban mejor servicio que el otro?
¿Mejores servidores?
¿Un programador más guapo?
No, tenía algo que mucha gente pasa por alto.
Sabían venderse.
Sabían que el precio solo es un elemento más de su oferta.
Que la gente no compra una página.
Compra seguridad, compra garantía, compra estatus.
Y en tu nicho pasa lo mismo, no creas que es diferente o que no aplica porque tu cliente es muy listo o muy serio o muy payaso.
Ya seas abogado, entrenador de fitness, profesora de yoga.
Habrá gente que quiera pagar poco por lo que ofreces.
Y habrá gente que esté dispuesta a pagar más por un servicio de calidad.
Pero lo más importante, y está es la lección.
Dentro de tu nicho habrá quienes cobren barato y sean conocidos por eso.
Y habrá quienes cobren más y sean reconocidos por su servicio o producto.
La pregunta aquí es ¿quién quieres ser?
¿El que siempre está haciendo rebajas y descuentos, sacrificando su margen para mantener apenas a flote tu negocio?
O el que ha dejado de competir por precio y que son los clientes los que te persiguen y no tú a ellos, y además tiene un negocio rentable.
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